SACERDOTES AL SERVICIO DE UN PUEBLO SACERDOTAL

 

Todos los bautizados formamos un solo cuerpo místico, miembros de Cristo que es la cabeza de la iglesia. En este año sacerdotal todos los cristianos estamos invitados a colaborar en el fortalecimiento de la comunión como signo de fidelidad y pertenencia al único Pueblo de Dios, cuerpo de Cristo en el que los sacerdotes ejercen su ministerio (servicio) en nombre de Cristo y el Pueblo de Dios ejerce sus sacerdocio común que cada bautizado, recibe en el bautismo, en el cuál también es consagrado por Dios. Por eso en el cuerpo místico como nos dice San Pablo cada uno tiene una función, una no es más importante que la otra sino complementarias (1cor 12).


El sacerdote preside desde el servicio y en nombre de Dios la celebración de los sacramentos que todos celebramos como pueblo sacerdotal.
Para ser sacerdote a favor de los otros, hay que ser antes cristiano con el resto de los cristianos. El bautismo recibido nos constituye a todos en sacerdotes, profetas y reyes. Esta primera consagración recibe una nueva identidad en aquellos que han sido llamados al orden ministerial.
El papa en su carta con motivo del año sacerdotal, dedicado al santo cura de Ars, nos recuerda lo que les dice el concilio Vaticano II a los presbíteros "reconocer sinceramente y promover la dignidad de los laicos y la función tiene como propia en la misión de la iglesia ... deben escuchar de buena gana a los laicos , teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana para poder juntos, con ellos, reconocer los signos de los tiempos.
Este espíritu de comunión se expresa, primeramente, en la misma relación de los sacerdotes entre sí con su obispo y de estos con el pueblo santo de dios (Juan 17, 21-23). Esto hará una iglesia más rica y participativa donde nadie tiene la patente de Dios sino que Dios mismo es el que se adentra en nosotros y transforma lo que somos y por lo tanto lo que hacemos, entonces toda la iglesia podrá ser aroma de Cristo para el mundo. Tenemos que dar razón de nuestra esperanza (1 p 3 ,15) en un mundo plural y alejado de dios, cooperando en nuestras comunidades (iglesia-movimiento) desde los propios carismas y dones, recibidos de Dios.
De ahí que el santo que escoge la iglesia, como modelo, el santo cura de Ars, no es un gran erudito, pero si un hombre de fe que sabe que lo más importante no es su salvación personal ni el cumplimiento de unas normas sino el que el reino se haga realidad en el mundo, pero todo esto no se puede llevar a cabo sin, desde y para el Amor. (1 cor 13).
¿Soy consciente de mi bautismo y lo que esto implica en mi vida?
¿Participo en la comunidad ( movimiento-iglesia) activamente y ofrezco mis carismas y dones?

 

Este año , como bien sabéis ya, la Iglesia lo va a dedicar al sacerdocio, y que mejor que pedirle a nuestros sacerdotes más cercanos un poco de su experiencia:

 

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